jueves, 3 de julio de 2014

NUESTRO JORDÁN

Jesús fue con el pueblo,
que iba a escuchar a Juan el Bautista,
a bautizarse al río Jordán...


                                                                          


          En ese momento, Juan el Bautista lo presentó a la gente que lo escuchaba, y el Espíritu Santo se manifestó. 
Cada uno de nosotros tuvo un día su propio Jordán, cuando fuimos bautizados en medio de la asamblea que nos recibía solidaria. Como Jesús, fuimos para renacer a una nueva forma de vivir.
          También el Espíritu Santo se hizo presente, aunque nadie haya escuchado nada. A partir de ese momento, habita en nuestro interior, y el Padre, desde el cielo, nos recibió como a un hijo muy amado y predilecto.
          Nuestra nueva vida es precisamente la vida de Dios en nosotros, si es que así lo creemos y lo vivimos. Si Dios nos quiere tanto, no puede ser que nosotros nos olvidemos del día que entramos en nuestro río Jordán, y el cielo se abrió para nosotros.
          Si Dios lo abrió, nadie lo puede cerrar, pero nosotros nos podemos olvidar del don que hemos recibido.

*********************************************************************************

No hay comentarios:

Publicar un comentario